Hoy, Viernes de Dolores, la Iglesia recuerda los siete dolores que padeció la Virgen María. Es una devoción popular que se remonta a la Edad Media. Tiene dos fases: durante la crianza del niño Jesús y luego su sentencia de muerte. María, mujer de fe, era humana, y sintió inseguridad, vivió momentos de temor, y derramó lágrimas en algún rincón de su casa.
Primer Dolor: La profecía del viejo Simeón fue recordada por María cuando su Hijo injustamente fue sentenciado a muerte (cf. Lc 2,22-35). Y luego los golpes sobre su cuerpo llagado. María sentía que una espada atravesaba su corazón. Pensemos en tantas madres que cuando su hijo ha sido asesinado, la justicia nunca se ha pronunciado.
Segundo Dolor: María huye a Egipto con el niño y su esposo José (Mt 2,13-159. El peligro era inminente. Herodes quería asesinar a los niños menores de dos años, entre ellos estaba el párvulo Jesús. El afán de permanecer en el poder, llevó al rey Herodes a la locura más sangrienta e inhumana, lo peor es que sus soldados se prestaran a semejante genocidio. En esas circunstancias, Dios advierte en sueños a José para que se marche de su terruño a Egipto, junto con su esposa y el niño. Se conoce aquella triste tragedia como el día de los “Santos Niños Inocentes”. “Los Herodes”, no han dejado de existir, miremos a Venezuela, Nicaragua, y sobre todo miremos con estupor cuando un individuo ostenta un cargo electivo, qué no hace para perjudicar a sus contrarios con tal de ganar las elecciones, y cuando las pierde en las urnas, es capaz de hacer un fraude.
Tercer Dolor: El niño perdido y hallado en el templo (Lc 2,41-50). María llega a su casa de Nazaret, su Hijo no estaba con ellos. Estaba preocupada, angustiada. Se buscó al niño por todas partes, pero no aparecía. Retorna al lugar donde fue el evento, y lo encuentran discutiendo con los doctores de la ley. Busquemos como pueblo, una salida definitiva de tantos niños que trabajan para llevar el sustento a su hogar.
Cuarto Dolor: María se encuentro con Jesús camino al calvario (Lc 23,27). Imaginemos por un instante el dolor de la Virgen María, ella está triste y afligida. Su Hijo sangraba, María ante aquel doloroso drama se siente impotente. Cuántas madres sufren al ver a sus hijos hundidos en las drogas, en el alcoholismo, con varios divorcios en el costado.
Quinto Dolor: Jesús muere en la cruz (Jn 19,17-39) Desde la crucifixión hasta la muerte trascurrieron tres horas que fueron de mortal agonía. Jesús muere por nuestros pecados, acepta aquel suplicio de la cruz para completar su obra salvífica. Allí en la cruz es salvado el buen ladrón porque se consideraba pecador. Jesús invita a Juan a ver a María como su madre, y a María a ver a Juan como un hijo. Una madre ejemplar es aquella que transmite valores humanos, espirituales y morales a sus hijos; un buen hijo es aquel, que con su conducta, evita defraudar a su madre.
Sexto Dolor: María recibe el cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Mc 15, 42-46). Aquella lanza que atravesó el corazón de Jesús fue suficiente para que María cayese en la cuenta de que todo había consumado. María fue fuerte, y se habrá preguntado: ¿Por qué? muchas veces. Hoy muchas madres se preguntan por qué a sus hijos, el Estado, le ha negado la oportunidad de desarrollarse, y ser personas de bien social. La corrupción se lo lleva todo.
Séptimo Dolor: Jesús es colocado en el sepulcro (Jn 19,38-42) José de Arimatea y Nicodemo tomaron luego el cuerpo de Jesús de los brazos de María y lo envolvieron en una sábana limpia, y fue sepultado, después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron. Que a través de las prácticas cuaresmales, el Señor nos ayude a salir de ésos sepulcros de la cerrazón, de la terquedad y de la indiferencia, para que nuestra vida glorifique el Nombre de Dios.