El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. |
Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. |
¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. |
No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. |
Al entrar en una casa, digan primero: ‘¡Que descienda la paz sobre esta casa!’. |
Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. |
Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. |
En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; |
curen a sus enfermos y digan a la gente: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’.» |
Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: |
‘¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca’. |
Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad. |