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La Pascua…camino hacia la luz

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La Iglesia universal, desde la celebración de la solemne Vigilia Pascual,  inició el tiempo de Pascua, es conocido también como tiempo de la “cincuentena Pascual”, pues abarca cincuenta días. Este tiempo culminará con la solemne fiesta de Pentecostés, es decir el domingo 23 de mayo.

La iglesia nos invita a vivir con gozo este tiempo, pues la cuaresma fue la plataforma que nos ayudó a pasar como Israel, de la esclavitud a la libertad. Moisés fue el instrumento humano para liberar a este pueblo de la esclavitud desconsiderada del Faraón y sus hombres.

También nosotros hemos pasado del pecado a la gracia, pues todas las parroquias organizaron un acto penitencial, para que los fieles buscasen allí el perdón de sus pecados.

Jesús mismo instituye este sacramento, cuando una vez resucitado les dice:” reciban el Espíritu Santo, a quienes les perdonen los pecados, les quedaran perdonados, y a quienes se los retengan les quedaran retenido.”

Una vez el penitente se  reconcilia,  el fiel se habilita ya para vivir la Pascua, pues eso significa la palabra PASCUA = paso, pasar, o sea, pasar del pecado a la GRACIA, de la muerte a la VIDA, de la oscuridad a la LUZ, de la mentira a la VERDAD, de la pereza a la DILIGENCIA, de la soberbia a la HUMILDAD, del rencor al PERDON, de la guerra a la PAZ, de rechazo a la ACOGIDA, de la tristeza a la ALEGRIA, de la ira a la PACIENCIA, del egoísmo a la GENEROSIDAD.

Un buen cristiano debe reconocer a Cristo en los hermanos, mientras el mundo se enfrasca en el egoísmo raquítico, el cristiano da muestra de generosidad y de solidaridad ante cualquier situación. Quien piensa solo en si mismo se  queda anclado en el pasado, y no ha mirado hacia la LUZ que es Cristo.

San Pablo en su carta a los colosenses 3, 1-2, nos dice: “que si hemos sido resucitados con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Pongan su corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra”.

Nos preocupa ver cuántos criaturas, todos hijos e hijas de Dios, han preferido las tinieblas, y no la Luz, han optado por quedarse en los placeres de este mundo, y no buscar los bienes del cielo, los cuales son imperecederos. Tratemos los cristianos desde nuestro ambiente ir perfumando al mundo con la fragancia de Cristo. La PALABRA de DIOS,  es capaz de iluminar la oscuridad que produce el pecado.

Muchas actitudes mezquinas son fruto de la ignorancia, de la malicia, y  del rencor desmedido; y lo único que puede arrasar esos males es la oración y la fuerza transformadora de la Palabra.

Felipe de Js. Colón

El autor es,  Juez del Tribunal Eclesiástico.