De nuevo esta sobre el tapete, cierto movimiento, que pretende eliminar la vida humana en el vientre de la madre.
El señor Presidente de la República, Luis Abinader, dijo estar en desacuerdo con el aborto libre, pero que considera que pueda haber causales que permitan la interrupción del embarazo.
Para nadie es un secreto que sectores internos y de organismos internacionales, propugnan por la despenalización del aborto en las tres causales, a saber: violación y/o incesto, porque el feto es inviable, o porque la madre esté en riesgo.
Llena de asombro lo bien orquestado que está el panorama de las Organizaciones Internacionales a favor del aborto, y como son capaces de elogiar, sobre todo cuando un determinado mandatario favorece la negación de la vida en el vientre de la madre.
Es contraproducente llamarse a sí mismos organismos que trabajan por la salud y los derechos humanos, cuando, no por ignorancia promueven la practica abominable del aborto. Aniquilar vida humana no es ni salud, ni derechos, ni modernización, es cruelmente atropello injustificado y deleznable.
Según datos estadísticos, han convertido tristemente, el aborto en un negocio de tal manera que para ellos representa el 80% de su presupuesto. El grito de voces conscientes y solidarias en defensa de la vida de sacerdotes, laicos y obispos, ha sido oportuna y necesaria, pues la postura señor Presidente abre el camino a otro debate ante los Señores Legisladores del Congreso.
El respeto a la vida, es un derecho fundamental del ser humano, y así esta consignada en la Constitución de la República del 26 de enero de 2010.
El papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium ha sostenido con firmeza:”Cuánto más indefensos son los seres humanos, tanto más deben ser preferidos. Motivo por el cual los concebidos pero aún no nacidos, deben ser especialmente preferidos: “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección. Toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como ofensa al Creador del hombre. (.213) Abortar no es progresista, ya que nunca será lícito ir contra el hombre hasta causar su destrucción, su muerte violenta. Abortar no es progreso, sino retroceso, no es luz, sino tinieblas y oscuridad… No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana (n. 214)”.
No propiciemos una sociedad del descarte, de la pena de muerte a seres humanos inocentes e indefensos, y que la criatura por nacer no pague el crimen de otras personas.
En el tiempo de navidad, la Iglesia celebra el nacimiento del niño Jesús. La vida es don preciosísimo de Dios. Guardamos la esperanza y pedimos luz al Señor, para que ilumine a los Señores Congresistas y mantengan firme su decisión a favor de la vida desde el momento de su concepción hasta la muerte.
Unámonos en oración en un solo clamor al Dios de la Vida. Defendamos siempre el don de la vida en toda circunstancia.
El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico