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Iglesia en Colombia pide liberación de religiosa secuestrada hace más de tres años

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La hermana Gloria Cecilia Narváez Argoti pertenece a la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, fue secuestrada en febrero de 2017 por el Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes.

(ACI Prensa/InfoCatólica) En Colombia todos los años se lleva a cabo la iniciativa promovida por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) #RedWeek (Semana Roja).

Este año se celebró del 18 al 25 de noviembre, día que fu dedicado para recordar, rezar y pedir la liberación de la hermana Gloria Cecilia Narváez, secuestrada hace más de tres años en Mali por terroristas yihadistas.

El evento fue transmitido vía online, con la asistencia del Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, Monseñor Pedro Salamanca Mantilla, el vicario parroquial de Cristo Rey, dos religiosas de la congregación de la hermana Gloria Narváez, representantes de la fundación pontificia y fieles locales se congregaron para recordar y rezar por la religiosa y todos los cristianos y no creyentes secuestrados.

Esta iniciativa busca concientizar sobre la falta de libertad religiosa en el mundo, particularmente sobre la persecución contra los cristianos por su fe y pedir «libertad para los cautivos».

La hermana Gloria Cecilia Narváez Argoti pertenece a la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, fue secuestrada en febrero de 2017 por el Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (SGIM), una rama de Al Qaeda.

En el 2019 se hizo público un video donde la religiosa pidió ayuda al Papa Francisco. Esa fue la última vez que se supo de ella. El general Fernando Murillo, detective a cargo de la investigación, reveló que el rapto se realizó con fines de rescate sin un monto económico exacto, que la Santa Sede mediaría su liberación, y que la religiosa tenía problemas de salud en la pierna y el riñón.

Monseñor durante la reunión toco varios puntos importantes: agradeció a la fundación pontificia «por visibilizar la realidad dramática y dolorosa de la persecución religiosa en el mundo y así, darle voz a quienes padecen algún tipo de violencia a veces subestimada y poco difundida que causa numerosas muertes incluso a comunidades enteras».

Recordó que, en 2016, el Parlamento Europeo reconoció que entre todos los grupos religiosos el más perseguido era el cristiano.

«Se piensa que alguien por el simple hecho de ser creyente no puede participar en los debates sociales con argumentos que deriven de sus convicciones, porque se tiene el prejuicio de que solo por ello sus ideas son irracionales.

Esta forma de persecución religiosa cultural está muy presente en muchos países del mundo. No se hace un ambiente favorable para que las personas puedan vivir de acuerdo a aquello que esperan. A nosotros los creyentes no nos sorprende, porque Jesús lo anunció y lo vivió.

Estos momentos son ocasión para dar testimonio con claridad de lo que somos y creemos como cristianos, sin dejarnos acomplejar o arrinconar.

Primero, es necesario aceptar que a veces seremos “incomprendidos o perseguidos a causa de nuestra fe”.

Segundo, “siempre hay que estar del lado correcto”; es decir, con los perseguidos y nunca con los perseguidores, y que la religión no lleve a la violencia. Como dijo el Papa Francisco: “Que la religión no lleve a violencia y odios contrarios al amor y la paz”.

Tercero, “es necesario solidarizarnos con los que sufren” rezando primero, porque sabemos que la gracia de Dios es la gran fortaleza para los que sufren a causa de la persecución. Para que les conceda la gracia de la perseverancia hasta el final.

Por último, se debe “defender la libertad religiosa en el mundo”, porque las religiones ofrecen “sentido y esperanza”, y bien comprendidas y vividas son fuentes de cohesión social y de unidad. Además, cuando la libertad religiosa es vulnerada “es un signo de que todas las demás libertades han sido de alguna u otra forma irrespetadas”».

Dijo que la hermana Gloria en su cautiverio está dando su propio testimonio como cristiana: «Eso es lo que nos corresponde hacer a nosotros los cristianos pase lo que pase. Siempre firmes en el testimonio de la realidad del amor de Dios que es lo único que le da sentido a la realidad del mundo con sus luces y también con sus sombras».

Dos hermanas de la misma congregación de la hermana Gloria, participaron y expresaron su dolor y recodaron su vida junto a ella, también pidieron a los fieles que clamen por su liberación.

«Para nuestra congregación ha sido un tiempo bastante difícil pensar que tenemos un miembro secuestrado, sabiendo que Gloria Cecilia ha sido una mujer de gran compromiso con la iglesia y con la causa de los pobres».

Gloria dirigía un proyecto de alfabetización y promoción de la mujer donde participaron cerca de 500 mujeres, la mayoría musulmanas y algunas cristianas de los sectores rurales de la región, ayudaba a mantener el diálogo religioso en la zona de misión, cuidaba a 30 niños del orfanato y velaba por los enfermos de la zona.

Las hermanitas relataron que: «Aunque las mujeres no entendían. Ella les fue explicando muy despacio y en su lenguaje. Ella notaba que fue una cosa impresionante, veía cómo las mujeres pueden asimilar ese sentido espiritual y religioso de ver a Dios.

Tener a un cristiano, a un católico, por su fe viviendo un secuestro, es una herida de la Iglesia y para la vida consagrada. Nos debe doler a nosotros como bautizados esas heridas de la Iglesia y creo que debemos levantar nuestra voz por la libertad de Gloria Cecilia, y yo agradezco a todos ustedes que me están haciendo intentarlo», dijo la hermana Rosa.

En octubre cuando ocurrieron las liberaciones de otros cautivos, se pudo tener conocimiento de que la salud de la hermana Gloria es frágil.

El evento culminó con un concierto al día siguiente #YoTambiénSoyNazareno, donde participó Héctor Tobo y se dieron testimonios de la Comunidad Nazarenos, que evangelizan en Irak y otros países de Medio Oriente donde los cristianos huyen tras sufrir amenazas de grupos radicales islamistas.