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De cuando rezo el rosario (V) | Promesas de Dios cumplidas

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Desde mi experiencia, no hay forma de eludir el examen de conciencia a la hora de rezar el rosario; digo yo, cómo eludirlo si para cuando llego a las intenciones, por gracia,  descubro en qué o quiénes tengo puestos mis afectos?; es decir, cómo eludir el hecho de que pido intercesión de María para unos y no para otros o, que le ruego por unos asuntos pero de otros paso de largo o los olvido completamente?

En efecto, solo estar ante la Madre quedo ante ella tal y como soy y, ella, por ser como es, sin darle mayor importancia a mis apegos, desapegos o defectos, cada día me recibe –con mi rosario en mano- para hacerme pasar adelante, tal como si su alma fuera una casa, hasta lo más profundo de su corazón y de ahí me alcanza la gracia que necesita mi voluntad para ser movida a los caminos de Dios.

Ella misma va conmigo, como peregrino, a la casa de Dios.

No solo es compañera de viaje, sino tutor y custodio de mi alma; lo mismo San José, quien va con ella siempre, tal como siempre lo hizo; de tal manera que, no solo voy con ellos sino que guardan  mis entradas y salidas, no hay forma de librarse de ellos; sé que no permitirán que me pierda y, si lo hiciera, irán por mi allí donde sea que haya llegado por mi propia cuenta.

Ella, es quien –en el Espíritu de Dios- clama por auxilio para mí, ya sea para convertir mi agua en vino o para cualquier otra necesidad que, mejor que yo, ella conoce; porque así se mueve ella, en el Espíritu de Dios; por lo que, quien yace en su corazón, en el Espíritu de Dios es movido.

Uno llega a saber que es así debido a las cosas que suceden en el alma y que solo pueden ser cosa de Dios; por ejemplo, quién sino Dios perdona siempre y sin guardar resentimiento?;  por eso, cómo es que llegas a perdonar siempre y sin guardar rencor?

Y, si –llegado el caso de que la ofensa hubiese sido mayúscula (de esas que provocan espanto por crueles o perversas)- de quién sino de Dios, puede llegar el perdón, la paz y el consuelo al alma atribulada que, por su propia cuenta, no consigue liberarse del miedo que tiene al ofensor?

Y, si por  gracia inmerecida, te ves librado del miedo y  perdonas sin resentimiento, puedes ahora ver qué fácil es pedir a María su intercesión por los enemigos? Puedes ver cuán simple te resulta amarlos?

Algo como eso no puede ser más que cosa de Dios y llega a ser así por labor de la Madre, por ella darse a su tarea, por cumplir con su deber, que es un deber que cumple por amor.

Eso es nuestra agua convertida en vino, es nuestro corazón de piedra convertido en carne.
Son las promesas de Dios cumplidas.

Por eso digo que el santo rosario es un excelente medio para hacer examen de conciencia y, no sólo para cuando uno llega a las intenciones, sino de  muchas otras maneras de las que hablaré en algún otro momento.

Dios les bendiga.