Hace ya algunos días manifestaba este “mal” señor -Celso Alcalaina, por más señas-, que tiene suficientes títulos y currículo para escribir lo que ha escrito. Vamos a ver lo que ha escrito con cierta pausa, si os parece, para poder juzgar sobre sus títulos, y sobre lo que escribe; porque lo que dice es de tronado total: si pretende, claro, que sus afirmaciones son lo más de lo más “en católico” que se lleva hoy.
Porque pretende escribir como “católico»: eso dice, bien encocorotado; si no, no tendría gracia, y nadie le haría caso; además, escribe en RD, acogiéndose al seno cuasi virginal -otros “católicos” que tal- del Vidal, “veneno mortal»; y de su mano izquierda, el Bastante, o sea: “el permanentemente insatisfecho, para ir contra la Iglesia».
Pero como es de la que cobran -nunca podré entender por qué les pagan desde ahí: igual les sobra el dinero a los paganos de turno-, en justa y leal correspondencia es a la que hay que “dar». Y le “dan». ¡Vaya si le dan! Lo aprovechan todo. O se lo inventan.
El Celso, con sus más de ochenta años a cuestas, y un currículo viviente de película de terror, se marca lo siguiente: “Jesús no instauró un determinado rito en la Última Cena”. ¡Buena coz, Torda!
Asentado esto, luego seguirá “pontificando” contra la Presencia Real de Cristo en la Eucarístia, el engaño de las Primeras Comuniones, la infamia de que se lleve a confesar antes a los niños…, y todo así. Vamos: que no deja títere con cabeza. Es la marca de la casa de “los católicos más que afamados». Con estudios, cargos y currículos.
Este buen señor, a su edad, chochea. Como poco. Claro que muy bien puede ocurrir que se lo haya escrito un negro a cuenta de RD…, y digan que lo ha firmado “el chaval»; o sea: el “güelín».
Gracias a sus “estudios», sabe de muy buena tinta lo de Jesús y la Última Cena: vamos, como si hubiese estado persente. Le debió dar esas clases un antepasado del Sosa, sj. Y se lo aprendió todo de memoria. ¡Si será tal, que a estas alturas de su chochez aún se acuerda! ¡Una máquina!
Claro que surge de inmediato la pregunta: ¿cómo es posible que la Iglesia, y con Ella y en Ella todos los Papas, obispos, sacerdotes y demás, incluidos los propios fieles, hayan mantenido imperturbable este venerable RITO, y estas SANTÍSIMAS PALABRAS de la CONSAGRACIÓN? ¿Misterio? ¿Craso engaño?
Pues, una de dos: o la Iglesia es una falsa y maligna tergiversadora -nada de Madre y Maestra: ¿otro bluf?-, en cuyo caso tendríamos que hacer ya santo súbito al Celso, que nos ha revelado “la auténtica verdad” de lo que Jesús hizo entonces; y que la “maligna” Iglesia, insisto, ha mantenido contra viento y marea… Vamos, que la Iglesia nos ha mentido.
O…, el Celso está como una cabra. En cuyo caso todo está en orden. También él, por supuesto. No digamos RD con sus insignes “plumas de oro al mérito a la albañillería del derribo», a la cabeza. ¡Son los números UNO! Con gran diferencia. Por eso están donde están. Y cobrando, porsu.
Pero no he traído a colación lo del Celso, que es perfectamente prescindible todo él. Sino por la Iglesia.
Porque, como se ve, a esto se llega. Pero esto también se difunde. Y se afirma públicamente. Y se le jalea. Y muchísima gente entra al trapo, porque lo leen; y, como mínimo, puede hacerles daño. ¿Y nadie con autoridad -la que se les supone por el cargo- se da por aludido?
Pero claro, esos de la autoridad, ¿no han dejado -¡durante meses!-, a la gente sin Misas, y sin acceso a los Sacramentos? ¿No se ha dicho, desde las mismas alturas, que se puede comulgar estando inmerso en una situación objetiva de pecado mortal? ¿O que no hay que “obsesionarse” con la Eucaristía? ¿Podemos quejarnos luego de estas machadas?
¿No se ha dicho, esta semana pasada, en una diócesis española que, como el próximo sábado, 15-VIII, es fiesta de precepto, la Asunción de Nuestra Señora, y al día siguiente, Domingo, también lo es…, pues yendo a Misa el sábado por la tarde se cumple con los dos días de precepto? ¡Toma ya nísperos, Ramona!
¿Y NADIE de la Jeraquía sale al paso de estas cosas? Me da que los señores obispos, y tantos y tantos sacerdotes, se creen que, como ellos no han dicho estas barbaridades -auténticas blasfemias y herejías, por ponerlas en su sitio-, a sus gentes no les llegan estas cosas… ¡Y claro que les llegan!
Hay mucha gente que entra a las páginas de religión, con hambre y sed de Dios; o con curiosidad; o para ver qué se cuece, y estar enterado y no chuparse el dedo; o buscando formación… Y si nadie de su cercanía -parroquia, diócesis, entidad religosa- se dan por enterados, y callan… solo les llega la porquería.
Pero todo eso va minando su doctrina, va oradando su Fe, y va debilitando los recursos con los que debería contar para poder argumentar y defenderse. Porque con este fin se hacen y dicen todas estas cosas: machacar la Fe de las gentes y corromper sus conciencias: su “nariz católica” [espero que se entienda la expresión].
Una de las misiones de los pastores -quizá la más importante; exactamente igual hoy- es DEFENDER a sus ovejas. Defender su Fe y su conciencia. Y para eso necesitan, desde su ministerio y desde sus cargos, alimentar ambas. Son sus ovejas, de las que darán cuanta de cada una.
Y vale perfectamente para cualquier otra institución o realidad eclesial, de la marca o del nivel que sea, que de todo hay. Porque callando, no entrando a los temas que están ahí presentes, se deja sola y a solas a las gentes… con lo que eso comporta y supone.
Lo mismo que hace años en cada diócesis había Censores para las publicaciones, ahora debería haber gente enterada y preparada, con gusto por este “ministerio», para salir al paso de toda esta gandalla -los mercenarios, los sembradores de cizaña- que vienen a robar y destruir.
Deberían entrar por la direccta, para no dejar a las ovejas al pie de los caballos: de los lobos y de los salteadores: porque, obviando los temas por no se sabe bien qué “razonamiento», natural o “sobrenatural” -este último caso es imposible en lo que nos ocupa-, se les deja a solas y sin referencias ciertas: las que vienen de Dios mismo.
¿En esto ha quedado la tan cacareada “pastoral»? ¿En hacer “mutis por el foro»?
El ejemplo de Cristo es más que iluminador: Habéis oído que se ha dicho…, pero Yo os digo… Jesús sale al paso de lo que se decía, y había llegado a tomar carta de naturaleza -hasta en el orden religoso-, entre las gentes… Y pone las cosas en su lugar.
El Primer Concilio de Jerusalén, lo mismo: y redacta unas recomendaciones para toda la Iglesia. Y san Pablo. Y todos los Santos Padres, y los Obispos, y todos los Papas… Siempre, a lo largo de toda la Historia de la Iglesia, la Jerarquía ha salido al paso de lo que no podía consentirse, callando. El ejemplo de san Juan Pablo II es verdaderamente reciente, ejemplar y esclarecedor.
Porque todo esto está presente, todos los días, con un martilleo eficazmente destructivo: la DESCRISTIANIZACIÓN de países enteros no me la invento yo. Por tanto, algo más que “oir, ver y callar” habrá que hacer, desde todos los niveles de la Jeraquía Católica. Y algo más que tener unas páginas diocesanas impolutas, pero que no salen contra lo que está ahí, al alcance, también.
Me parece urgentísimo y absolutamente necesario. Y creo que sería mucho más eficaz que todos los demás planes pastorales que, por lo demás, deberían tener también este enfoque. Porque sin esto, sin poner las cosas en su sitio, sin levantar la bandera de la Revelación y de la Doctrina como primeras fuentes de “salud” intelectual, moral y espiritual, amén de Salvación, todo se está quedando en una nebulosa que ya no significa nada para tantos y tantos; empezando por los niños y siguiendo con los jóvenes. Y subiendo…
Pongo un ejemplo bien actual: el comportamiento irresponsable de tantos jóvenes -y no tan jóvenes-, con motivo de seguir las debidas recomendaciones: porque esto de la pandemia se está desbordando nuevamente.
He oído comentarios públicos de gentes en puestos institucionales, que aceptan como normal que los jóvenes no obedezcan, que no sean responsables para con ellos mismos ni para con los demás, que les dé igual todo… Eso es así. Pero, ¿cómo no va a serlo?
Lógicamente, no han dicho ni una sola palabra sobre que ese “modus operandi” es el que se les ha inculcado desde todas las instituciones, civiles y religiosas, desde hace más de cuarenta años. Si se educa así, si se DEFORMA así, ¿qué se va a recoger cuando hace falta otra forma de proceder?
Si se les ha enseñado que sean así, porque se les han hurtado los modelos que necesitan para vivir rectamente, empezando por Dios, ¿de qué podemos extrañarnos luego? ¿No los hemos llevado -¡con doce años!- a engancharse a toda la porquería del mundo? ¿Vamos a rasgarnos las vestiduras si vemos que van guarros de la cabeza a los pies?
En el ámbito eclesial occurre exactamente lo mismo, solo que aún es más trágico por más traumático. Por eso, esta reconstrucción ha de empezar -¡como siempre!-, por y desde la Iglesia. En caso contrario, todos los esfuerzos serán inútiles.
Hay que aprovechar las burradas de los deconstructores para APUNTALAR, para CONSTRUIR, para EVANGELIZAR, para DAR y RECORDAR la DOCTRINA de siempre…
¡Mira que si empezamos a tener éxito…! Y a peor no vamos a ir: porque en lo peor ya estamos ¿No podríamos probar?
No me resisto a decir que, en esto, los laicos nos han tomado la delantera a los sacerdotes y demás. Y con gran éxito, muchos de ellos. Otros escriben bazofia, claro. Y tampoco me importa manifestar que, si empecé a escribir este blog fue, entre otras cosas, por el buenísimo ejemplo de los primeros, y para salir al paso y no dejar sola a la gente, ante los embates de los demás; incluidas las burradas que salen de la boca tantos jerarcas… “católicos».
José Luis Aberasturi,