La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) denunció la brutalidad del drama de crímenes contra mujeres y niñas ocurridos en las últimas semanas el país, e hicieron un llamado a toda la sociedad “para poner lo que está en nuestras manos e impedir que crezca y se extienda más la violencia”.
En un comunicado publicado este 23 de febrero, los Obispos de México señalaron que “el brutal asesinato de la joven Ingrid y de la pequeña Fátima, así como las muertes de una bebé llamada Karol y de Mayte Viridiana Aguilar, son crímenes que por su brutalidad nos han dejado perplejos y nos han llenado de dolor y tristeza. A sus papás, familiares, maestros y compañeros, nuestro consuelo y fortaleza, nuestra cercanía y aliento”.
Los obispos se refieren así a los asesinatos de la joven Ingrid Escamilla, de 25 años; de Fátima, una niña de apenas 7 años; Karol, una bebé de apenas 5 meses; y Mayte Viridiana Aguilar, de 33 años.
Ingrid habría sido asesinada por su pareja al norte de Ciudad de México, mientras que Fátima fue secuestrada, violada y luego asesinada. Su cuerpo fue encontrado al sur de la capital mexicana.
Karol habría muerto por bronco aspiración y su madre decidió abandonar su cuerpo en una zona desolada de Saltillo, al norte del país. Mayte fue asesinada a balazos mientras se transportaba en un taxi por aplicativo en el sur de Ciudad de México.
Para la CEM, “en este contexto de violencia, no son extrañas las protestas públicas, pues tan sólo a finales del 2019 se registraron 1006 víctimas de feminicidio”.
“Nos duele profundamente la violencia contra la mujer, que se ha expresado en un nuevo y agresivo rostro visible ante nuestros ojos, en una forma tan cruel que genera desconcierto, dolor, amargura, tristeza, llanto, indignación, impotencia y muchos deseos de venganza”, señalaron los obispos.
Los Obispos de México indicaron luego que ante esta realidad “levantamos la voz, para dar palabra al dolor y a todos los afectados por él, pues el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe, y deseamos ubicarnos desde la fe para que ofrezcamos presencia en palabras, diálogo y encuentro para abrirnos a la compasión”.
“El grito de dolor de las víctimas de las violencias clama al cielo por justicia. Los cristianos no podemos permanecer indiferentes. Nos urge el celo profético de Jesús de Nazaret”, aseguraron.
Para la CEM, “esta realidad nos hace enfrentar una auténtica emergencia educativa pues hemos perdido los referentes básicos de la convivencia humana: la verdad, la bondad y la belleza”.
“En México tenemos una visión muy estrecha de la educación, pues suele reducirse al marco de la institución escolar. No negamos la importancia de ella, pero no es suficiente. Reconocemos la necesidad de una base educativa que implique la vida familiar. La indispensable instrucción sobre las ciencias, con la conciencia de que las disciplinas que se presentan en las escuelas, no pueden sustituir la educación que la familia puede dar”.
La Iglesia en México se comprometió con “impulsar la primera infancia como un urgente desafío para procurar, además de su protección, también su desarrollo humano, integral y solidario. Confirmamos nuestro compromiso para hacerlo de manera más acelerada y seria, buscando garantizar que los niños y niñas, adolescentes, así como jóvenes mexicanos vivan con la mayor dignidad y calidad de vida”.
“También nos comprometemos a llevar nuestros Centros de Escucha y nuestros centros de Atención a personas adictas para ofrecer atención a las víctimas de las violencias a cada rincón del país, y ofrecer un esfuerzo por colaborar a restablecer el tejido social, hoy tan dañado, reconstruyendo a las personas y reconstruyendo la integración dentro de nuestra sociedad”.
Los obispos mexicanos hicieron además un llamado “a todos los creyentes y personas de buena voluntad para poner lo que está en nuestras manos e impedir que crezca y se extienda más la violencia, de manera muy especial les invitamos a todos a respetar a las mujeres y reconocer el derecho que ellas tienen, de promover su dignidad, garantizando su libertad e integridad en nuestra sociedad”.
“Que María Santísima, que sufrió la muerte de su Hijo Jesús, dé paz en el corazón y fortalezca a los familiares de Ingrid, Fátima, Karol y Mayte y a todos los hermanos y hermanas que sufren, Ella nos inspire a todos para sembrar la tolerancia, el respeto, la justicia, el perdón y la paz que necesita nuestro amado pueblo de México”, concluyeron.