Recordando que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene como premisa fundamental «el derecho a la vida», y que en la Constitución Política de Colombia en el artículo 11 declara «el Derecho a la vida es inviolable y no habrá pena de muerte», el prelado lamenta que algunas entidades de salud no sean garantes de la vida de los bebés.
Señala que en dichas entidades de salud se hallan madres gestantes, «preparadas con batas quirúrgicas y listas para ser canalizadas en sus venas, estas mujeres sienten miedo, porque en el fondo de su conciencia hay una voz que les dice: ‘no matarás’. Estas mujeres en su crisis, no buscan el aborto provocado, pero fue la única salida que les ofrecieron».
Recalca que en verdad estas mujeres no necesitan un aborto, sino que se les ofrezca compañía y cercanía: «Ellas (…) no buscan el aborto como tal (…) Buscan que alguien las escuche y las oriente. Buscan argumentos verdaderos para poder tomar una decisión de vida».
Llamado a los profesionales del ámbito de la salud
En este sentido, Mons. Rueda Aparicio hace un llamado a los profesionales y servidores de la salud para que, «por amor a la vida, disciernan cada situación», ya que «la gran mayoría de los abortos que se practican, la justificación se ubica en la salud mental de la madre».
«Todos nosotros en el vientre, hemos puesto en riesgo la salud integral de nuestras mamás», manifiesta el prelado, para luego reflexionar indicando:
«Sobre la salud mental de la madre, pregunto: ¿A qué se refieren realmente con esto? Tal vez, significa que la mujer no está preparada emocionalmente para esta nueva etapa de vida (…) ¿Será que esa mujer está preparada para vivir las consecuencias de un aborto? El post-aborto es una herida profunda en su ser y en su historia personal de mujer».
Por esta razón el Arzobispo de Popayán clama que ante el aborto se custodien las dos vidas señalando: «Defendamos la vida de la madre y la vida del niño. Toda crisis humana es pasajera pero el aborto es para siempre, es irreversible».
Al respecto añade que la mujer «tiene el derecho a estar debidamente informada de las posibles soluciones, distintas a suspender la gestación, por ejemplo, dar al niño en adopción. Existen instituciones dispuestas y preparadas para custodiar la vida de la madre junto con la vida de su niño».
Entierro digno
Mons. Rueda Aparicio concluye el mensaje realizando una solicitud en nombre de los niños que ya fueron abortados: «Por favor no los elimines dentro de los desechos biológicos hospitalarios, permítanos llevarlos al campo santo, a un lugar de esperanza, a un lugar digno donde alguien llegará con fe a orar junto a ellos».
Caso Juan Sebastián
Juan Pablo Medina, un joven colombiano de 25 años, venía desde hace semanas entablando una batalla legal contra su expareja para evitar que abortara, pero perdió luego de que Profamilia –prestador privado de salud en Colombia– desacatara la denuncia alegando que la mujer, con 7 meses de gestación, cumplía con las causales legales y, por ende, interrumpir el embarazo.
La Conferencia Episcopal de Colombia rechazó enérgicamente este hecho, pues el pequeño sin nacer llevaba por nombre Juan Sebastián y «gozaba de perfecta salud», tal como lo había informado su joven padre. Además de representar una flagrante violación al derecho de la vida.
Una herida a la sociedad
En este sentido los obispos han elevado sus oraciones por la familia «además del dolor de saber que Juan Sebastián ya había superado los 7 meses de gestación», pero también «hemos visto perplejos como las instituciones de este país no garantizaron los derechos del padre que con persistencia y tenacidad luchó por la vida de su hijo».
Los prelados una vez más han recordado que la vida es sagrada, por tanto «el aborto es una injusticia que clama al cielo y una gravísima herida a la sociedad, que no es posible construir la paz implantando esta pena de muerte contra los más pequeños e indefensos».
En espera del cuerpo
El caso generó una nueva polémica en el país, pues precisamente la Sentencia C-355 de 2006 de la Corte Constitucional establece que un aborto solo puede ser practicado cuando el embarazo constituya peligro para la salud o la vida de la mujer, cuando exista grave malformación del feto o cuando la gestación sea el resultado de una conducta debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento (violación).
Mientras tanto Medina seguirá insistiendo por los canales regulares hasta no hacer justicia, además le ha exigido a Profamilia, que le entregue el cuerpo de su hijo para darle cristiana sepultura.