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Darle valor a la entrega

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Hace cerca de un año escribimos un artículo titulado, “Mayores motivaciones”, a propósito de varios testimonios que vivimos respecto de personas que laboran en el sector público, muy especialmente, en el ámbito judicial. En el mismo indicábamos lo siguiente y citamos:

“La sociedad dominicana está viviendo hoy de situaciones que resultan en su conjunto un gran reto. Estamos en lucha contra un ambiente en el que se estimula el desorden y lo no institucional. Se envían señales equivocadas frente aquel que se enmarca en lo correcto y en tratar de hacer las cosas acorde, no solo la ley, sino lo ético y moral; por lo regular tendrán de frente con ese ambiente desordenado y donde prima todo lo contrario; se considera un estólido. Además, el camino que debe llevar, hasta para cumplir un mero trámite, el asunto es ponérsela en China o dificultarle la diligencia que intenta llevar a cabo. Aquel que busca vivir bajo el lema de honrar la palabra y de estar a prueba de todo, mantenerse incólume ante lo que hace en su vida diaria, se le considera un gladiador y una excepción a la regla”.

“A propósito de lo indicado más arriba, hace poco tuvimos la experiencia con tres testimonios de diferentes personas y con calidades de las labores que ejercen. Uno de ellos, fue recibir una llamada de una persona a quien conocí y que tenía como ejercicio de ser agente policial, por su trabajo y buen desempeño, escaló, sin embargo, me sorprendió, al decirme que había decidido irse fuera del país y salir de la Policía y lo había de forma correcta y como indican los reglamentos de esa institución, y sus razones, eran que se había desmotivado de seguir por  todas las cosas que se atraviesa, según él, para un policía que desea seguir haciendo su rol de forma decente sin tener que ser obligado a desviarse o enfrentar  malas costumbres o ceder tu buen accionar por adaptación. Lamentamos grandemente todo esto porque sabíamos de su trabajo y sabíamos que el país no solo había perdido un buen agente, sino un hombre de bien”.

“En otro caso, resultó con una magistrada fiscal, que por igual, con un historial de trabajo excelente.  Sin embargo, conversando con ella, nos decía que después de años en el ejercicio, había ido perdiendo la motivación porque no veía posibilidad de escalar y de que las condiciones de trabajo fueran a cambiar.  Que no era por la cantidad de trabajo ni las modalidades con las que  hay que lidiar, sino contra todas las variantes que hay que enfrentar y sin dejar de lado todas las consecuencias como resultado del trabajo realizado en contra del crimen y la delincuencia”.

«En otra oportunidad, nos encontramos con un juez de otro distrito judicial, y me expresaba que continuaba ejerciendo esas labores por el compromiso personal que tiene; le apasiona lo que hace; pero en ocasiones ha tenido que superar escollos contra mafia de abogados y abogadas, que viendo su correcto proceder, han buscado por todos los medios de entorpecer su labor correcta y firme que ha mantenido a través de los años. Sin embargo, tal como nos indicó prefieren salir de la posición antes que variar su forma de proceder. Nos dijo una frase que aun la mantengo en la mente, y fue: “los buenos deberíamos estar unidos con su proceder diáfano, honesto y responsable, sin embargo, esto resulta más difícil, porque los malos, se unen de forma fácil y atemorizan a los primeros”.  Habría que preguntarse; ¿Si el espacio que corresponde para los que deseamos que este desorden organizado, lo hemos estado dejando a manos de lo que no sirve?”

“Cuando vemos estos ejemplos, no es particular ni de esos cargos señalados, porque es algo que se repite o reproduce en cualquier oficio, profesión o función; en grandes y pequeños; ricos y pobres.  Ahora bien, es más determinante en cargos o roles públicos, porque como actúen o se sientan o se dirijan aquellos que lo ejercen, evidentemente que afectará o incidirá de forma principal a la colectividad”.

“Es por todo lo indicado más arriba, debemos insistir en que el Estado como tal, con cada una de sus instituciones deben hacerse conscientes de lo primordial que hoy día con lo que se lucha, bajo un ambiente de descomposición social, que a sus actores se les ofrezca todas las motivaciones, reflejado en mejora de condiciones de todo tipo; que aquello que influya sea la capacidad, el esfuerzo, el buen trabajo; de todo aquel que labora en funciones públicas, para que exista una forma de expresarle que existe una real motivación y sea un mensaje positivo para todo aquel que observe como es considerado uno de sus pares ante el reconocimiento de una labor encomiable, pero si es lo contrario, cuál es el mensaje que se envía a quienes aún no pertenecen a muchas de las instituciones del Estado, evidentemente que no será la mejor”.

Hoy día predomina más el enganche o relación política que se tiene para colocarse en algún puesto del Estado.  O tenemos personas que están haciendo lo que no les gusta y pareciera más un favor que un servicio.  O tenemos aquellos que están dentro de su trabajo o labor, porque no tienen otra cosa que hacer.  En unos y otros, existe la desmotivación y entrega.

Es por esto que cuando encontramos servidores judiciales o actores del sistema, que a pesar de todas las adversidades, se entregan de plano a lo que hacen, sabiendo que la retribución y no necesariamente monetaria, no es el mejor influjo para seguir entregado en actividades en que se deja el pellejo o se arriesga la vida.

Nuestro país, está requiriendo, que las grandes mayorías que son los que día a día se levantan llenos de esperanza y fuerzas, para seguir adelante y que piensan que con su buen accionar, pueden llegar a cambiar o mejorar lo que hoy tenemos; deben buscar ser apoyados y unidos y claro, debe crearse el principio, de que lo bien hecho, es lo que debe ser el ejemplo y lo tomado en consideración, como una especie de mérito al que ha actuado de forma coherente y responsable en su labor o rol que ejerza.  Son mayores motivaciones lo que requerimos como conglomerado y enviar el mensaje de que el buen desempeño y la seriedad, tiene su respaldo y apoyo, porque hoy las señales enviadas son todo lo contrario y aun así exigimos niveles de excelencia.