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Trujillismo y peledeísmo

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Me atrevo  a afirmar que la “Era del PLD”, se equipara en algunos aspectos, salvando las distancias, casos y situaciones,  a la “Era de Trujillo”. Usted, amable lector, pensará, que aquella época de más 30 años  de trujillismo,  fue una sangrienta y  demoledora dictadura, y es cierto. ¿Y la actual?, el peledeísmo, no esta muy lejos de la anterior, pues vivimos una dictadura de partido, maquillada de democracia,  frente a una oposición débil y dividida, con signos de protagonismo y mirada miope.

En la época de Trujillo, usted aceptaba una propuesta del jefe, por amiguismo, miedo o por la oferta irresistible del dinero, que siempre resuelve un problema. Algo parecido acontece en el escenario político que hoy asistimos. Hay un intento de reelección. Trujillo, se reeligió todo lo que pudo (193-1961) y cuando no pudo, puso a un títere. Balaguer, lo hizo siempre (1966-1978; 1986-1996). Hipólito, se reeligió y perdió en el 2004.  Leonel, se reeligió en el 2008, y  amagó en el 2012.  Danilo, lo hizo en el 2016, y parece que quiere otro período más.

Se percibe una resistencia en la sociedad civil. Resistamos. ¿El Poder Legislativo, vencerá la tentación del dinero? ¿Se descuartizará la Constitución?

Se escucha por doquier, que se ha hablado con diputados y senadores, que hay una oferta jugosa de varios millones de pesos, a cambio de permitir que el actual presidente se reelija cuatro años más. ¿Acaso Trujillo, no buscaba motivos para continuar ‘montado en el palo`? Una negación a cualquier capricho del sátrapa, le esperaba al implicado, amigos y familiares, persecución, acusaciones y desmoralizaciones. No había piedad.
Es curioso y me llena de asombro,  cómo se han sumado a la “comparsa morada”, sin disimulo alguno,  empresarios, comunicadores, artistas, atletas, y tránsfugas, que ven al PLD, una fuente de enriquecimiento, no siempre lícito.

El Partido de la Liberación  Dominicana, quiere seguir en el poder. ¿Acaso en estos casi 20 años de gestión morada, nos hemos liberado de la delincuencia? ¿La pobreza ha disminuido? ¿El sistema de salud es eficiente? ¿Los resultados en materia de educación son satisfactorios? No. Todo lo contrario. Y es penoso llegar a esta conclusión. Aunque las llamadas “bocinas del gobierno”, maquillen al país con falsos datos de progreso, la realidad se impone.

Por otro lado, resulta escandaloso intervenir teléfonos y celulares a figuras públicas  que ocupan puestos de relevancia social. Este odioso proceder indica que al gobierno le interesa grabar conversaciones, es un arma para vencer a sus adversarios. Olvidando que hay derecho a disentir.

En tiempo de Trujillo, el caliesaje se prestaba a comunicar al dictador quienes se quejaban o conspiraban contra el régimen.

Comprar conciencias débiles y votos en tiempo de elecciones, es un modo salvaje de querer ostentar el poder, el precio, al final de camino, es muy caro. Finalmente,  es el pueblo que paga los desmanes de algunos políticos que prefieren montarse en  el “caballo morado”, y no en “el tren” del desarrollo integral, para disminuir la pobreza,  de la justicia que enfrenta la impunidad,  y de la honestidad, que evita la corrupción.

Hemos dado un giro espantoso del modo de hacer política en la República Dominicana. ¿Hay solución? Me parece que sí. Perder el sentido de esperanza de una mejor sociedad, sería echarse a morir antes de tiempo. Que el Dios todopoderoso, nos ilumine, para que surjan nuevos líderes políticos con visión, sensibilidad social y firme voluntad de transformar el modo de hacer política y de gobernar. Todos merecemos un país de oportunidades.
Felipe de Js. Colón
El autor es, Juez del Tribunal Eclesiástico